Los animales de compañía y las personas mayores

Sin duda, los animales de compañía como perros o gatos mejoran la salud mental y física de los ancianos. Las terapias con animales han avanzado mucho en ese terreno y se ha comprobado que a los adultos mayores les proporcionan numerosas ventajas. Preocuparse por su pequeño amigo, sacarlo a pasear, jugar con él o alimentarlo hace que las personas estén activas, no se sientan solos e interactúen socialmente. Por ello, en el blog de Residencia La Zarzuela, tu residencia de mayores en Toledo, vamos a hablar hoy de ellos, ya que son un pilar fundamental en la vida de nuestros mayores.
Tener un animal de compañía hace sentir mucho mejor y, sobre todo, a los mayores les trae cantidad de beneficios tanto físicos, como mentales y sociales, ya que pueden ayudar a reducir la presión arterial, el colesterol y los triglicéridos. Además, te acompañan en el ejercicio, a socializar con otros y, lo más importante, reducen la soledad.
La salud física y los animales de compañía
Hay muchos estudios que aclaran que las personas que viven con animales de compañía como perros tienden a ser más activas físicamente y menos obesas. Las personas mayores de 65 años que no tengan limitaciones de salud necesitan hacer un ejercicio de al menos 2h y media por semana. Este ejercicio puede ser paseando a un perro, a un paso ligero, durante 30 minutos o haciendo caminatas de 15 minutos.
Estos estudios también demuestran que los adultos mayores que conviven con animales de compañía tienen una presión arterial mucho más baja y con una menor frecuencia cardíaca que los que no son dueños de alguna mascota.
Cuando los ancianos tienen alguna mascota, ya sea un perro o un gato, están casi en la total obligación de estar en movimiento y jugar con ellos. Las actividades físicas mejoran considerablemente el humor de todas las personas. Las mascotas permiten que sus dueños estén en contacto con otras personas y que no se encierren en una habitación a ver la televisión, mejorando así su situación de soledad.
Además, está comprobado que, al vivir con un perro, se corre un menor riesgo de ataque al corazón y puede llegar a aumentar la supervivencia a un año después de haber padecido uno. Los mayores que tienen un animal de compañía, cuando caminan y hacen ejercicio, se aseguran muchas menos visitas al médico.
