Nutrición y bienestar en la tercera edad: alimentación saludable en las residencias
La nutrición es un elemento esencial para el bienestar de las personas mayores, ya que afecta a su salud física, mental y emocional. Una alimentación saludable en las residencias puede contribuir a prevenir y controlar diversas enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión, la osteoporosis o el deterioro cognitivo. Asimismo, una puede potenciar el estado de ánimo, la autoestima y la calidad de vida de las personas mayores.
Muchos adultos mayores tienen problemas para seguir una alimentación saludable, debido a factores como la pérdida de apetito, la disminución del sentido del gusto y del olfato, los problemas dentales, la falta de recursos económicos, la soledad o el aislamiento social. Estos problemas pueden causar malnutrición, deshidratación, anemia, obesidad o desnutrición, que pueden repercutir negativamente en la salud y el bienestar de los mayores.
Por eso, es importante que las personas mayores que residen en residencias reciban una alimentación saludable, ajustada a sus necesidades y preferencias, que les proporcione los nutrientes imprescindibles para su organismo, que les ayude a mantener un peso adecuado y que les haga disfrutar de la comida. Para conseguirlo, se deben tener en cuenta algunos aspectos, como:
La variedad
La alimentación de las personas mayores debe contener alimentos de todos los grupos: cereales, legumbres, verduras, frutas, lácteos, carnes, pescados, huevos, frutos secos y aceites. Cada grupo de alimentos aporta diferentes nutrientes, como hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y fibra, que son necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Además, la variedad de alimentos hace que la alimentación sea más apetecible y atractiva.
La calidad
Los alimentos deben ser de calidad, es decir, que los alimentos sean frescos, naturales, de temporada y de proximidad, que se conserven y se manipulen adecuadamente, que se cocinen con técnicas que preserven sus propiedades y que se presenten de forma agradable y cuidada. La calidad de los alimentos garantiza que la alimentación sea segura, nutritiva y sabrosa.
La cantidad
Las porciones deben cubrir las necesidades energéticas y nutricionales de cada persona, según su edad, sexo, peso, altura, actividad física y estado de salud. La cantidad de alimentos debe ajustarse a las raciones recomendadas para cada grupo de alimentos y para cada comida, y debe repartirse en cuatro o cinco tomas al día, evitando los ayunos prolongados y los excesos. La cantidad de alimentos evita que la alimentación sea insuficiente o excesiva, lo que puede provocar desnutrición o sobrepeso.
La adaptación
La alimentación de las personas mayores debe adaptarse a sus características individuales, como sus gustos, sus hábitos, sus alergias, sus intolerancias, sus patologías, sus medicaciones, sus dificultades para masticar o tragar, o sus creencias religiosas o culturales. La adaptación de los alimentos permite que la alimentación sea personalizada, respetuosa, satisfactoria y adecuada para cada persona.
Estos son algunos de los aspectos que se deben tener en cuenta para ofrecer una alimentación saludable a las personas mayores que viven en residencias. Una alimentación saludable es un derecho y una responsabilidad de todos los que participan en el cuidado de las personas mayores, desde los profesionales sanitarios, hasta los familiares, pasando por los propios residentes. Una alimentación saludable es una forma de cuidar y de querer a las personas mayores, y de mejorar su nutrición y su bienestar.
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